1- Conformación de los grupos de trabajo (máximo de cinco alumnos por grupo, para facilitar la organización). 2- Tiempo de planificación (los grupos debían idear una historia o una escena que contar, y de manera totalmente autónoma – salvo, evidentemente, las directrices imprescindibles en el caso de que su trabajo se desvirtuara – idear una puesta en escena siguiendo siempre las premisas de que debía tener un principio, un nudo y un desenlace. La elección de los personajes, así como los alumnos que los representarían, quedaba a criterio de los participantes). 3- Puesta en escena de la escena elaborada por los alumnos, utilizando los recursos que hubiera en el aula.